viernes, 25 de abril de 2008

"Torres Gemelas: ¿Quién las tiró?"

fuente: http://lacomunidad.elpais.com/periferia06/posts El Blog de Cordura

Nos contaron que el 11 de septiembre de 2001 unos "islamistas" extranjeros secuestraron dos aviones, desviaron sus rutas y acabaron estrellándolos contra dos de los edificios más emblemáticos de la "capital del mundo". Semejante humillación a la superpotencia política, económica y militar del planeta daría lugar al comienzo de la "Justicia Infinita", luego renombrada como "Libertad Duradera" y que finalmente se quedó en "Guerra contra el Terrorismo" (tres nombres a cual más orwelliano).

El 11-S, como se conoció desde entonces al tremendo acontecimiento (que incluyó también un extraño ataque al Pentágono y una no menos extraña caída de un avión en Pennsylvania), marcó un decisivo acelerón histórico. Secuelas del mismo fueron las salvajes agresiones bélicas a Afganistán (legalizada por la ONU pero criminal a fin de cuentas) y a Irak (ilegal pero al Imperio poco le importó). Asimismo, buen número de macroatentados atribuidos a la red Al Qaeda, supuesta autora del 11-S, destacando por su repercusión mediática los de Madrid (11-M) y Londres (7-J). Además de ellos hubo no pocos amagos y/o "atentados frustrados". Al día de hoy, aparte de la permanente sombra de nuevas masacres de ese tipo, se yergue la amenaza de agresión contra el pueblo iraní, a cuyo régimen, inevitablemente, se le atribuyen simpatías por las armas de destrucción masiva y vínculos con Al Qaeda.

El rápido impacto mediático del 11-S (todos pudimos presenciar en directo el choque del segundo avión contra la Torre Sur) dejó helado al mundo y temblando acerca de qué pasaría entonces. El país más poderoso y no siempre el más pacífico había sido golpeado brutalmente, así que el cabreo de sus gobernantes tenía que ser monumental. Con toda la atención concentrada en Nueva York y Washington, desde donde llegaban, aunque filtradas, escenas desoladoras, la mala conciencia te invadía si osabas hacer uso de tu espíritu crítico en aquellos momentos e incluso en los días y semanas sucesivos (no obstante, algunos sí lo hicieron, p. ej. 1 y 2). Era como si, de algún modo, todos fuéramos culpables, o algo parecido, de aquella vil agresión múltiple. El Imperio "tenía derecho" no sólo a sentirse airado, sino a manifestarlo en forma de represalias bélicas, y en cambio nadie lo tenía a contrariarle.

La hipnosis siempre se ha entendido como un estado alterado de conciencia y, por tanto, de conducta. O, al menos, como una sugestión (influencia manipuladora) que adormece las instancias críticas.

El hipnotista inglés Harry Cannon define la hipnosis como «un mecanismo fisiológico por el cual una sugestión va directamente al subconsciente y es aceptada por él. Para que esto ocurra se necesitan cuatro cosas: un foco de atención, un sobresalto, la propia sugestión y que no haya crítica sobre la sugestión por el intelecto consciente». Cuando se cumplen estos requisitos, la sugestión arraiga en el subconsciente y se convierte en acción. «Esto simplemente quiere decir que la sugestión se ha sobrepuesto a la mente.»

El 11-S fue seguramente el episodio de hipnosis colectiva más abarcante y espectacular de la historia (al menos, no se me ocurre otro comparable). Naturalmente, fue así gracias a las modernas tecnologías: televisión, Internet y otros medios de propaganda.
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