Septiembre
11, 2001; ¡malditos terroristas!
José
Octavio Velasco Tejeda
Creo que muy pocos individuos (relativamente hablando)
saben cuál es el significado de tan nefasta fecha. Tales personas son desde
luego son los familiares del los asesinados, los sobrevivientes bomberos y
rescatistas, el arquitecto Richard Gage —presidente y fundador de Arquitectos e Ingenieros para la verdad
sobre 9/11—, y por algunos millones
de personas pensantes en el mundo quienes nos hemos ocupado en estudiar el
material disponible. En realidad, ni es necesario ser algún arquitecto o
ingeniero para tener la certeza de que no existió ni un maldito terrorista árabe.
Al observar como (no) se colapsa un edificio con estructura de
acero por causa de fuego —aun después de
muchas horas—, sería suficiente. Pero, adicionalmente, con solo comparar como explotaron las torres gemelas, así como el edificio 7, como cayeron y como se
esparció el concreto hecho polvo (¿por
fuego?). Al edificio 7, ni siquiera lo impactó avión alguno y no se menciona en
el reporte oficial de FEMA. Los
escombros fueron retirados con gran prisa, antes de investigación alguna, lo
cual es un acto criminal. Del supuesto avión que se impacto en el Pentágono, no se hayo pieza alguna que
indicara residuos de alguna nave comercial y asimismo los pequeños restos fueron retirados con gran urgencia por agentes
del FBI. La cantidad de pruebas y testimonios son enormes y su veracidad
concluyente para cualquier persona con la mente abierta y con el deseo de
conocer la triste verdad. De forma muy similar, los (tres) asesinatos de los
Kennedy fueron realizados exitosamente por traidores poderosos y aunque la
verdad ya se conoce, no hay un solo culpable apresado. El poder y riqueza, a
ese nivel absoluto, es capaz de realizar el peor crimen, realizar
investigaciones falseadas, transmitir mentiras sin descanso, hasta que se
conviertan en verdades, o bien, hasta
que a los ciudadanos ya no les importe que o como sucedió. Lo que no
comprenden es que con cada nuevo evento de estos hampones, su libertad es cada
vez menor ya que sus derechos son disminuidos hasta que, como con la reciente
acta Patriot, cualquier persona puede
ser encarcelada sin que pueda defenderse.
Efectivamente,
¡malditos terroristas!; Bush,
Cheney, Rumsfeld y el resto de crápulas asociados en la peor traición de la
historia moderna y quienes siguen impunes y con gran probabilidad no pisen una
celda en su vida. La coalición de gobernantes, políticos, banqueros, medios
masivos, empresarios, agencias federales de investigación y otros les resulta
como un escudo impenetrable para la sociedad norteamericana.
ene.
12, 2013
Contar
manzanas y naranjas
José
Octavio Velasco Tejeda
A corta edad, a los niños se les enseña que no se
pueden sumar manzanas y naranjas, debido a que no son objetos similares,
indicándoles que su apariencia, color, textura, semillas, sabor, etc. son muy
diferentes, así enseñándolos asimismo a comparar. Una vez que un niño sabe como
comparar, está listo para que, sin mayor ayuda, excepto que le muestren como se
derrumbaría un edificio por causa de
fuego y como se destruyen los edificios mediante explosivos. Una vez vistos tales ejemplos, un niño normal
pueda determinar, con toda certidumbre, mediante la comparacion de las imágenes
respectivas que método fue utilizado para destruir los tres edificios el 9/11.
¡Así de simple y contundente! Y no me asombraría que aun un chimpancé pudiera
aprender muy rápidamente tal sencilla comparación.
Dada la
burda planeación criminal —literalmente en cada acción realizada—se cuenta con
una infinidad de pruebas contundentes irrefutables, las cuales únicamente las
personas que voluntariamente se ciegan ante la verdad, se niegan a aceptar. El
creer que su gobierno es incapaz de hacer realizar dichos actos, resulta además
que son poco conocedoras de la historia, y además muy ilusos, ya que actos
terribles similares, (casi) todo gobierno del mundo los ha llevado a cabo,
cuando así le ha convenido.
Por último, si el método científico demuestra
inequívocamente los hechos y la curiosidad de un niño concuerda en certificar
que la destrucción idéntica de los tres edificios fueron causadas por las explosiones controladas de explosivos, me
da la esperanza de que, ya más tarde que temprano, pero durante mi vida, me
toque ver que todos los criminales son juzgados y condenados. Cualquier
condena, inclusive la pena de muerte, resultaría minúscula comparada con el
terrible daño que realizaron. Ya es hora
de que la historia cuente los eventos como sucedieron, no como mentiras no
creíbles ni para un niño de ocho años.
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