"Este barco está haciendo algunas cosas buenas que no puedo revelar", espetó después del 11-S el vicealmirante norteamericano David Brewer sobre una de sus criaturas más preciadas, el buque de asalto anfibio USNS Stockham, uno de los gigantes de la Armada de Estados Unidos que operan desde la base norteamericana de Diego García, una isla británica en el océano Índico.
Meses después de esta intrigante declaración, en las celdas de Guantánamo (Cuba), el ruso Rustam Akhmiarov y el británico Moazzam Begg recibieron confidencias de sus compañeros de campo en las que les hablaron de un limbo en el mar, de cárceles flotantes mucho peores que la base en Cuba. A ambos les explicaron en qué consistían las "buenas acciones" de barcos como el Stockham.
Articulo completo del diario el País aqui
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