Lo que pasó en Dallas fue un golpe de Estado. Los elementos del nuevo gobierno vieron las ventajas de apoyar la puesta en escena de que un solitario descontento había asesinado al presidente en un casual e irreflexivo acto de violencia, que no había ocurrido un golpe de Estado y que nuestra democracia estaba intacta y a salvo. Entendieron rápidamente el mensaje de quines habían organizado el asesinato: que había un fuerte consenso para reavivar la Guerra Fría hasta el nivel que tenía antes de Kennedy.
Tan pronto como los elementos no participantes de la Comunidad de Inteligencia comprendieron que había ocurrido un golpe de estado, se movieron rápidamente para apoyar la versión oficial....
Durante muchos años, los funcionarios federales hicieron todo lo que estaba en sus manos para sostener este tambaleante edificio (la versión oficial) mientras los críticos lo atacaban, de modo que casi nadie cree ya en la hipótesis del asesino solitario.
El caso Kennedy aún constituye un test sobre la realidad de las instituciones americanas e incluso de la civilización occidental. Un test clarificador pero no superado.
Durante muchos años, los funcionarios federales hicieron todo lo que estaba en sus manos para sostener este tambaleante edificio (la versión oficial) mientras los críticos lo atacaban, de modo que casi nadie cree ya en la hipótesis del asesino solitario.
El caso Kennedy aún constituye un test sobre la realidad de las instituciones americanas e incluso de la civilización occidental. Un test clarificador pero no superado.
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