Como todos los propagandistas, la gente de los principales medios de comunicación trata de prefigurar nuestra percepción de un tema por medio de una etiqueta positiva o negativa, antes incluso de que algo sustancial se haya dicho del tema en cuestión. La función del etiquetado es la de adelantarse a la información con contenido y al análisis. Son algunas etiquetas: “estabilidad”, “firme liderazgo del presidente”, “dura defensa”, y “economía saneada”. Por supuesto, que no muchos americanos querrían inestabilidad, un flojo liderazgo presidencial, una defensa débil, y una economía enferma. La etiqueta define el tema sin tener que tratar con realidades particulares que podrían llevarnos a una conclusión diferente.
Algunas etiquetas negativas comunes son: “guerrillas izquierdistas”, “terroristas islámicos”, “teoría de la conspiración”, “bandas urbanas” , y “anti-americano” (esta última aplicada a gente tanto de dentro como de fuera de los EE.UU. que critica la política de la Casa Blanca). Estas etiquetas raramente son tratadas dentro de un contexto más amplio de relaciones y asuntos sociales. Algunas que seguramente los principales medios de comunicación no emplearán son: “poder de clases”, “lucha de clases”, “imperialismo de los EE.UU.”
Una de las más utilizadas por los políticos y repetida fervorosamente por periodistas y comentaristas de los medios es “reformas”, de la cual su significado es el contrario, siendo aplicada a cualquier política destinada a “deshacer” reformas populares que han sido conseguidas tras años de lucha. Así, la eliminación de la ayuda familiar es etiquetada de “reforma de la prestación social”. Reformas en la Europa del este – en Yugoslavia por ejemplo, significó el desmantelamiento de la economía pública, su privatización a precios tirados, con un aumento dramático del desempleo y del sufrimiento. “Reformas del FMI” es un eufemismo para el mismo tipo de recortes dañinos en todo el Tercer Mundo. Como alguien señaló una vez, las reformas no son la solución, sino el problema.
“Libre mercado” y “libre comercio” son en gran medida otras etiquetas que han quedado sin examinar por aquellos que las promocionan. Los críticos se han quejado de que el libre mercado y sus políticas, y el libre comercio minan a los productores locales, basándose éstas ampliamente en subvenciones estatales a multinacionales que destruyen los servicios del sector público, que crean unas diferencias más grandes entre las naciones ricas y pobres, y entre los pocos bien acomodados y los poco privilegiados de cada nación.
Argumentos tales son rara vez considerados por los principales medios. Una de las etiquetas negativas favorita es: “línea dura”. Cualquiera que se resiste a las reformas del libre mercado sea en Bielorrusia, Italia, Perú o Yugoslavia, es etiquetado de “seguidor de la línea dura”. Un artículo del New York Times usó “línea dura” y ”seguidor de la línea dura” once veces para describir a líderes serbios de Bosnia, que se oponían a los intentos de la OTAN apoyados por los EE.UU. de cerrar la estación de radio de los serbios de Bosnia de la “línea dura”. La estación era el único medio de expresión de toda Bosnia que ofrecía una perspectiva crítica a la intervención militar occidental y a los bombardeos de la OTAN. El silenciamiento de esta voz crítica restante fue descrita por el Times como “un paso adelante para dar lugar a un cubrimiento responsable de noticias”. Hacia el final del suceso se hizo mención a la aparente ironía de utilizar soldados extranjeros para silenciar retransmisiones con el objeto de fomentar la libertad de expresión. Las tropas de la OTAN que llevaron a cabo esta tarea fueron calificadas de “pacificadoras”.
No es ningún accidente que etiquetas como “línea dura” estén rara vez vinculadas a información precisa. La eficiencia de la etiqueta es que propaga una imagen indefinida pero evocadora que carece de un contenido específico y que puede obstruir la comprobación de las pruebas.
Algunas etiquetas negativas comunes son: “guerrillas izquierdistas”, “terroristas islámicos”, “teoría de la conspiración”, “bandas urbanas” , y “anti-americano” (esta última aplicada a gente tanto de dentro como de fuera de los EE.UU. que critica la política de la Casa Blanca). Estas etiquetas raramente son tratadas dentro de un contexto más amplio de relaciones y asuntos sociales. Algunas que seguramente los principales medios de comunicación no emplearán son: “poder de clases”, “lucha de clases”, “imperialismo de los EE.UU.”
Una de las más utilizadas por los políticos y repetida fervorosamente por periodistas y comentaristas de los medios es “reformas”, de la cual su significado es el contrario, siendo aplicada a cualquier política destinada a “deshacer” reformas populares que han sido conseguidas tras años de lucha. Así, la eliminación de la ayuda familiar es etiquetada de “reforma de la prestación social”. Reformas en la Europa del este – en Yugoslavia por ejemplo, significó el desmantelamiento de la economía pública, su privatización a precios tirados, con un aumento dramático del desempleo y del sufrimiento. “Reformas del FMI” es un eufemismo para el mismo tipo de recortes dañinos en todo el Tercer Mundo. Como alguien señaló una vez, las reformas no son la solución, sino el problema.
“Libre mercado” y “libre comercio” son en gran medida otras etiquetas que han quedado sin examinar por aquellos que las promocionan. Los críticos se han quejado de que el libre mercado y sus políticas, y el libre comercio minan a los productores locales, basándose éstas ampliamente en subvenciones estatales a multinacionales que destruyen los servicios del sector público, que crean unas diferencias más grandes entre las naciones ricas y pobres, y entre los pocos bien acomodados y los poco privilegiados de cada nación.
Argumentos tales son rara vez considerados por los principales medios. Una de las etiquetas negativas favorita es: “línea dura”. Cualquiera que se resiste a las reformas del libre mercado sea en Bielorrusia, Italia, Perú o Yugoslavia, es etiquetado de “seguidor de la línea dura”. Un artículo del New York Times usó “línea dura” y ”seguidor de la línea dura” once veces para describir a líderes serbios de Bosnia, que se oponían a los intentos de la OTAN apoyados por los EE.UU. de cerrar la estación de radio de los serbios de Bosnia de la “línea dura”. La estación era el único medio de expresión de toda Bosnia que ofrecía una perspectiva crítica a la intervención militar occidental y a los bombardeos de la OTAN. El silenciamiento de esta voz crítica restante fue descrita por el Times como “un paso adelante para dar lugar a un cubrimiento responsable de noticias”. Hacia el final del suceso se hizo mención a la aparente ironía de utilizar soldados extranjeros para silenciar retransmisiones con el objeto de fomentar la libertad de expresión. Las tropas de la OTAN que llevaron a cabo esta tarea fueron calificadas de “pacificadoras”.
No es ningún accidente que etiquetas como “línea dura” estén rara vez vinculadas a información precisa. La eficiencia de la etiqueta es que propaga una imagen indefinida pero evocadora que carece de un contenido específico y que puede obstruir la comprobación de las pruebas.
Texto del libro "Contrary Notions" (sigue "Dándolo por hecho")
2 comentarios:
Tenía intención de poner un enlace a la Wikipedia en español para que tuviérais oportunidad de leer algo de su biografía. La wikipedia "etiqueta" a Parenti como "izquierdista marxista radical". Se han "olvidado" de poner porque lo persiguieron y acabaron echándolo de la universidad.
Una de sus citas: "La enorme brecha entre lo que los líderes de los EE.UU. hacen en el mundo y lo que los estadounidenses piensan que sus líderes están haciendo es uno de los grandes logros de la propaganda de la mitología política dominante."
Y de Pascual Serrano también dicen que está ligado a la extrema izquierda. Parece ser que los que dicen verdades como puños son los extremistas y los que mienten como bellacos son los moderados. Pues bueno, pues vale...
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