El término “terrorista” se utiliza de forma bastante laxa, y no es infrecuente calificar como tales a personas cuya actuación puede provocar repulsa, pero no llega al terror. Llama la atención cuando ocurre justamente lo contrario: cuando a un acto que es a todas luces terrorista se le etiqueta de forma mucho más condescendiente.
En El País del pasado 18 de febrero, nos hablan de un piloto que se suicidó estrellando su avión contra un edificio del gobierno de EEUU. http://www.elpais.com/
En su carta de despedida dice que "la violencia es la única respuesta". Es obvio, pues, que se trata de un terrorista suicida, de alguien que opta por morir matando por razones ideológicas. En este caso, no ha habido víctimas mortales, pero por lo demás no se aprecian grandes diferencias con los sucesos del 11 de septiembre, salvo la escala. Sin embargo, en la edición en papel leemos que fuentes norteamericanas niegan que se trate de terrorismo, y parece que los redactores de este periódico comparten esa opinión: en los titulares aparecen las palabras "activista" y "accidente". No se menciona la confesión religiosa del piloto, pero todo hace pensar que era cristiano, pues de haber sido musulmán sin duda habría merecido el calificativo de "terrorista".
Me veo obligada a concluir que, según el libro de estilo de El País, sólo se puede ser terrorista si se es musulmán (o vasco). Los pilotos cristianos que estrellan sus aviones contra edificios son "activistas anti sistema". Será que el terrorismo, para poder considerarse tal, debe emanar de convicciones religiosas o nacionalistas. Los que simplemente están en contra del orden capitalista, o de la sociedad de consumo, o de la corrupción etc., son anti sistema, gente de poca monta que no debe causarnos mayor preocupación.
continua: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=100869
1 comentario:
El viejo problema de las dos varas de medir. La asimetría del sistema dominante. Maniqueismo puro y duro.
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