por Stephen Lendman, para Global Research, 22/11/2009
Traducido por Martín A. para Investigar11S y Más allá de la traición
El 20 de noviembre, el escritor del New York Times Colin Moynihan llevó a los titulares:
“Abogada radical condenada por ayudar a terroristas es encarcelada”, diciendo después:
“Desafiante hasta el final mientras abrazaba a simpatizantes en el exterior de la Corte de Justicia Federal en el bajo Manhattan, Lynne Stewart, la abogada radical conocida por defender a clientes impopulares, se entregó el jueves para comenzar a cumplir la pena de 28 meses por colaborar con el terrorismo”.
Comprobación de los hechos:
Stewart hizo lo que los abogados deberían hacer, pero que de hecho pocos hacen – observemos lo que dice la Asociación americana que dicta las normas éticas y profesionales para los abogados, según ésta los abogados están obligados a:
“dedicar tiempo y medios profesionales, así como usar la influencia cívica para asegurar el acceso igualitario a nuestro sistema de justicia para todos aquellos que debido a barreras económicas o sociales no puedan permitirse o proveerse de asesoramiento legal”.
También, ejercer el derecho, ética, moral y responsablemente para asegurar que cada individuo sea provisto del debido proceso e imparcialidad judicial en los tribuinales americanos. Triste e inquietantemente, a Stewart le denegaron lo que ella hizo por otros heroica, altruista y orgullosamente. (Más sobre eso abajo)
Stewart (prison number 53504-054) está encarcelada en:
MCC-NY
150 Park Row
New York, NY 10007
Traicionada por la justicia americana
Durante 30 años, Stewart trabajó heroicamente defendiendo a los pobres, desfavorecidos y marginados, a los que nunca se les ha provisto del debido proceso y juicio justo de no haber sido por abogados como ella. Allí donde otros no iban, ella defendía a figuras controvertidas como David Gilbert de la Weather Underground, Richard Williams del Frente Unido por la Libertad, Skou Odinga y Nasser Ahmed, del Ejército de Liberación Negra y muchos otros como ellos. Conocía el riesgo, pero lo hizo sin temor y valerosamente hasta que fue acusada falsamente el 9 de abril de 2002 por:
-“conspirar para defraudar a los EE.UU.”
-”conspirar para proveer de y ocultar ayuda material para la actividad terrorista”
-”proveer de y ocultar material para la actividad terrorista” y
-” dos cargos de falso testimonio”.
También la acusaron de haber violado las Medidas Administrativas Especiales del Departamento Penitenciario de los EE.UU. (SAMs) que conllevaban la orden de silencio sobre su cliente, Sheik Abdel Rahman. Cuando se la impusieron, le prohibieron discutir temas que el Departamento de Justicia regula como “fuera de la representación legal”, de manera que los abogados no pueden discutirlos con sus clientes, inhibiendo así su defensa.
Al requerimiento del Fiscal General de los EE.UU., Ramzy Clark, pasó a formar parte de la defensa elegida por la corte para Rahman. En su juicio farsa de 1995, fue condenado y ahora cumple cadena perpetua por conspiración sediciosa (alzamiento violento contra la justicia), contratar para el asesinato, contratar para llevar a cabo atentados contra instalaciones del ejército americano, conspirar para el asesinato y conspirar para atentar en conexión con el atentado contra el World Trade Center de 1993, a pesar de que las pruebas demostraban su inocencia de todos los cargos.
El caso del Departamento de Justicia no era sobre presuntos delitos. Reflejaba sus afiliaciones y puntos de vista anti-occidentales. A Rahman se le relacionó con la Al-Gamaa al-Islamiyya con base en Egipto, calificada de “organización terrorista extranjera” por el Departamento de Estado. En 1980 sin embargo, ayudó a la CIA a reclutar mujahidines para luchar contra las fuerzas soviéticas en Afganistán. Por su trabajo, consiguió una visa para los EE.UU., la carta de residencia permanente y la protección de la CIA y del Departamento de Estado mientras fuera útil. Cuando dejó de serlo pasó a ser un blanco junto con Stewart.
Su caso sentó precedente, estremecedor... y según Michael Ratner, del Centro de Derechos Constitucionales:
envió “un mensaje a los abogados que representan a presuntos terroristas de que es peligroso hacerlo”.
Su abogado, Michael Tigar, lo calificó:
“un ataque contra una brava, carismática y efectiva luchadora por la justicia (con) al menos fallos en:
*
ataque a la 1ª Enmienda del derecho a la libertad de expresión, libertad de prensa y demanda;
*
el derecho a una efectiva asistencia de asesoramiento (por medio de la disuasión de la defensa); (y)
*
las pruebas en este caso fueron obtenidas por la sistemática invasión de conversaciones privadas, reuniones privadas entre abogado-cliente, faxes, cartas y emails; Nunca he visto tal abuso de poder gubernamental.
Su juicio farsa de 2004-2005 fue una burla de la justicia que se hacía eco de los peores años de las tácticas estilo McCarthy. Fotos de terrorismo para encender los ánimos se desplegaron en el juzgado para predisponer al jurado y los fiscales vilipendiaron a Stewart como traidora con puntos de vista políticos radicales. Además, días antes del veredicto, la pro-israelí Organización de Defensa de los Judíos desplegó pancartas cerca del Palacio de Justicia mostrando su dirección. Amenazó con “sacarla de su casa y del estado” y afirmaba que “necesitaba que la echaran de la profesión legal y efectivamente”.
Fue parte de una confabulación orquestada dentro y fuera de la Corte para hacer crecer el miedo, condenar a Stewart e intimidar a otros abogados para que esperen el mismo trato en caso de que se atrevan a representar efectivamente a sus impopulares clientes.
El 10 de febrero de 2005 (tras un juicio de 7 meses y 13 días de deliberaciones) fue condenada por los 5 cargos. Bajo la ley del Estado de Nueva York fue automáticamente inhabilitada y la misma División de la Corte Suprema de Apelación le denegó su petición de renuncia voluntaria. El 17 de octubre de 2006 fue sentenciada a 28 meses de prisión, aunque permaneció en libertad bajo fianza en espera del resultado de su apelación ante la Corte General de Apelación, 2º Circuito.
Continúa aquí
Lynne Stewart: Heroic Human Rights Lawyer Jailed, by Stephen Lendman
“Abogada radical condenada por ayudar a terroristas es encarcelada”, diciendo después:
“Desafiante hasta el final mientras abrazaba a simpatizantes en el exterior de la Corte de Justicia Federal en el bajo Manhattan, Lynne Stewart, la abogada radical conocida por defender a clientes impopulares, se entregó el jueves para comenzar a cumplir la pena de 28 meses por colaborar con el terrorismo”.
Comprobación de los hechos:
Stewart hizo lo que los abogados deberían hacer, pero que de hecho pocos hacen – observemos lo que dice la Asociación americana que dicta las normas éticas y profesionales para los abogados, según ésta los abogados están obligados a:
“dedicar tiempo y medios profesionales, así como usar la influencia cívica para asegurar el acceso igualitario a nuestro sistema de justicia para todos aquellos que debido a barreras económicas o sociales no puedan permitirse o proveerse de asesoramiento legal”.
También, ejercer el derecho, ética, moral y responsablemente para asegurar que cada individuo sea provisto del debido proceso e imparcialidad judicial en los tribuinales americanos. Triste e inquietantemente, a Stewart le denegaron lo que ella hizo por otros heroica, altruista y orgullosamente. (Más sobre eso abajo)
Stewart (prison number 53504-054) está encarcelada en:
MCC-NY
150 Park Row
New York, NY 10007
Traicionada por la justicia americana
Durante 30 años, Stewart trabajó heroicamente defendiendo a los pobres, desfavorecidos y marginados, a los que nunca se les ha provisto del debido proceso y juicio justo de no haber sido por abogados como ella. Allí donde otros no iban, ella defendía a figuras controvertidas como David Gilbert de la Weather Underground, Richard Williams del Frente Unido por la Libertad, Skou Odinga y Nasser Ahmed, del Ejército de Liberación Negra y muchos otros como ellos. Conocía el riesgo, pero lo hizo sin temor y valerosamente hasta que fue acusada falsamente el 9 de abril de 2002 por:
-“conspirar para defraudar a los EE.UU.”
-”conspirar para proveer de y ocultar ayuda material para la actividad terrorista”
-”proveer de y ocultar material para la actividad terrorista” y
-” dos cargos de falso testimonio”.
También la acusaron de haber violado las Medidas Administrativas Especiales del Departamento Penitenciario de los EE.UU. (SAMs) que conllevaban la orden de silencio sobre su cliente, Sheik Abdel Rahman. Cuando se la impusieron, le prohibieron discutir temas que el Departamento de Justicia regula como “fuera de la representación legal”, de manera que los abogados no pueden discutirlos con sus clientes, inhibiendo así su defensa.
Al requerimiento del Fiscal General de los EE.UU., Ramzy Clark, pasó a formar parte de la defensa elegida por la corte para Rahman. En su juicio farsa de 1995, fue condenado y ahora cumple cadena perpetua por conspiración sediciosa (alzamiento violento contra la justicia), contratar para el asesinato, contratar para llevar a cabo atentados contra instalaciones del ejército americano, conspirar para el asesinato y conspirar para atentar en conexión con el atentado contra el World Trade Center de 1993, a pesar de que las pruebas demostraban su inocencia de todos los cargos.
El caso del Departamento de Justicia no era sobre presuntos delitos. Reflejaba sus afiliaciones y puntos de vista anti-occidentales. A Rahman se le relacionó con la Al-Gamaa al-Islamiyya con base en Egipto, calificada de “organización terrorista extranjera” por el Departamento de Estado. En 1980 sin embargo, ayudó a la CIA a reclutar mujahidines para luchar contra las fuerzas soviéticas en Afganistán. Por su trabajo, consiguió una visa para los EE.UU., la carta de residencia permanente y la protección de la CIA y del Departamento de Estado mientras fuera útil. Cuando dejó de serlo pasó a ser un blanco junto con Stewart.
Su caso sentó precedente, estremecedor... y según Michael Ratner, del Centro de Derechos Constitucionales:
envió “un mensaje a los abogados que representan a presuntos terroristas de que es peligroso hacerlo”.
Su abogado, Michael Tigar, lo calificó:
“un ataque contra una brava, carismática y efectiva luchadora por la justicia (con) al menos fallos en:
*
ataque a la 1ª Enmienda del derecho a la libertad de expresión, libertad de prensa y demanda;
*
el derecho a una efectiva asistencia de asesoramiento (por medio de la disuasión de la defensa); (y)
*
las pruebas en este caso fueron obtenidas por la sistemática invasión de conversaciones privadas, reuniones privadas entre abogado-cliente, faxes, cartas y emails; Nunca he visto tal abuso de poder gubernamental.
Su juicio farsa de 2004-2005 fue una burla de la justicia que se hacía eco de los peores años de las tácticas estilo McCarthy. Fotos de terrorismo para encender los ánimos se desplegaron en el juzgado para predisponer al jurado y los fiscales vilipendiaron a Stewart como traidora con puntos de vista políticos radicales. Además, días antes del veredicto, la pro-israelí Organización de Defensa de los Judíos desplegó pancartas cerca del Palacio de Justicia mostrando su dirección. Amenazó con “sacarla de su casa y del estado” y afirmaba que “necesitaba que la echaran de la profesión legal y efectivamente”.
Fue parte de una confabulación orquestada dentro y fuera de la Corte para hacer crecer el miedo, condenar a Stewart e intimidar a otros abogados para que esperen el mismo trato en caso de que se atrevan a representar efectivamente a sus impopulares clientes.
El 10 de febrero de 2005 (tras un juicio de 7 meses y 13 días de deliberaciones) fue condenada por los 5 cargos. Bajo la ley del Estado de Nueva York fue automáticamente inhabilitada y la misma División de la Corte Suprema de Apelación le denegó su petición de renuncia voluntaria. El 17 de octubre de 2006 fue sentenciada a 28 meses de prisión, aunque permaneció en libertad bajo fianza en espera del resultado de su apelación ante la Corte General de Apelación, 2º Circuito.
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Lynne Stewart: Heroic Human Rights Lawyer Jailed, by Stephen Lendman
3 comentarios:
La razón por la que he puesto 2 posts en poco tiempo sobre Lynne Stewart es que considero que este atropello no debe pasar desapercibido para nadie que demande justicia y una nueva investigación por el 11S. Con su encarcelamiento están tratando de coaccionar y amedrentar a los abogados para que no se atrevan a defender a los detenidos y torturados en Guantánamo. Esto ha sido obra de Bush y sus compinches, aunque ahora tienen a otro bueno llamado Obama.
http://www.google.com/hostednews/epa/article/ALeqM5iPkjC1fFKG9nx0bx7RsZh7bu0XOA
Ya dejan muy claro las consecuencias de los que busquen justicia.....
En cuanto a la noticia de "Uno mas del monton", es curiosa porque no se donde está que se esten declarando inocentes....., cuando los inculpados están aceptando su culpabilidad y su participación en los hechos (según lo que pone ahi).
-Weissman-
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