Por David Biello (Scientific American), Mark Schapiro (Democracy Now!) y Environmental Defense Fund*
Traducción de Ernesto Carmona (especial para Argenpress)
La desregulación de sustancias tóxicas en EEUU, tales como el mercurio en lápices labiales y los ftalatos (interruptores endocrinos) utilizados en electrónica y juguetes para bebés, no sólo puede traer consecuencias desastrosas para la salud de los estadounidenses, sino también a su posición económica y política en el mundo. Los mercados internacionales hoy se mueven hacia un nuevo modelo europeo que privilegia la seguridad del consumidor y del medio ambiente. Europa promueve una revolución en las exigencias de regulación química para miles de sustancias que finalmente se están evaluando según sus efectos potencialmente tóxicos sobre los seres humanos y el medio ambiente, marcando así el fin de la capacidad de la industria estadounidense de ocultar al público información clave sobre sus productos.
Europa puso en marcha nuevas regulaciones rigurosas y obligatorias para las corporaciones que buscan acceder a sus lucrativos mercados, a fin de que eliminen sustancias tóxicas y ofrezcan seguridad en sus manufacturas electrónicas, automóviles, juguetes y cosméticos.
Las sustancias químicas peligrosas han sido identificadas en una ley europea que registra, evalúa, autoriza y restringe los productos químicos (en inglés, “European Union’s 2007 Registration, Evaluation, Authorization and Restriction of Chemicals”, REACH), legislación que somete a control a todas las sustancias químicas vendidas en la Unión Europea (UE) en cantidades superiores a una tonelada métrica por año.
Cientos de compañías localizadas en EEUU producen o importan centenares de sustancias químicas señaladas como peligrosas por la Unión Europea. Enormes cantidades de estos productos químicos se elaboran en 37 estados, y hasta en 87 sitios por estado, según el bioquímico Richard Denison, del Fondo para la Defensa Ambiental, autor del informe “A través del charco: REACH asesta el primer gran impacto en las corporaciones y la industria química de EEUU”.
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Europa puso en marcha nuevas regulaciones rigurosas y obligatorias para las corporaciones que buscan acceder a sus lucrativos mercados, a fin de que eliminen sustancias tóxicas y ofrezcan seguridad en sus manufacturas electrónicas, automóviles, juguetes y cosméticos.
Las sustancias químicas peligrosas han sido identificadas en una ley europea que registra, evalúa, autoriza y restringe los productos químicos (en inglés, “European Union’s 2007 Registration, Evaluation, Authorization and Restriction of Chemicals”, REACH), legislación que somete a control a todas las sustancias químicas vendidas en la Unión Europea (UE) en cantidades superiores a una tonelada métrica por año.
Cientos de compañías localizadas en EEUU producen o importan centenares de sustancias químicas señaladas como peligrosas por la Unión Europea. Enormes cantidades de estos productos químicos se elaboran en 37 estados, y hasta en 87 sitios por estado, según el bioquímico Richard Denison, del Fondo para la Defensa Ambiental, autor del informe “A través del charco: REACH asesta el primer gran impacto en las corporaciones y la industria química de EEUU”.
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