Para Rebelión, por Roberto Quesada, 1/12/2009 - “Lo que ha ocurrido en Honduras es una vergüenza, un hecho bochornoso, como lo que ha ocurrido con (Barack) Obama y las expectativas que había despertado y que ya han sido defraudadas, pero no me sorprende porque Estados Unidos es un país entrenado para fabricar dictaduras militares”. —Eduardo Galeano, autor de Las venas abiertas de América latina.
La tormenta fraudulenta no es novedad, se veía venir, o más bien –o mas mal—siempre lo fue por realizarse elecciones en condiciones tan arbitrarias como bajo la bota de un golpe de Estado-Militar. El espectáculo era otro, ver y constatar cómo se haría. La maquinaria de la prensa conocida como ‘prensa golpista’ en Honduras no durmió noche y día gritando a voz en cuello, casi un lamento de S.O.S. : Hondureños todos y todas a votar. Ese grito no encontró eco en los oídos deliberadamente sordos.
El TSE (el Tribunal Supremo de Elecciones) presumió e incluso hizo pruebas con unos tales celulares desde donde dirían un número de votantes que rebotaría en la cabina central del Tribunal y allí dijeron que ni los mismísimos estadounidenses tendrían una tecnología electoral tan precisa, inmaculada y “tramparente” balbuceó un ñajo en nombre del Tribunal. Y que después de dos horas de cerradas las votaciones el mundo entero, con extraterrestres incluidos, sabrían los resultados de las elecciones más claras de la historia de la humanidad. No obstante, tardaron más de cinco horas para cuadrar números, a todo esto los visitaban militares constantemente, entre ellos tres coroneles, al lugar donde su supone que solo deberían estar los TSE.
El escenario visto por la prensa nacional e internacional en las calles y lugares de votación era inevitablemente verde, pero no ecológico. Verde olivo, militar: tanquetas, ametralladoras de alto calibre, militares y policías desplazándose de un sitio a otro y superando en gran número a los votantes.
Aun cuando el gobierno de facto encabezado por Micheletti y Vásquez Velásquez en Honduras obligaron a los empleados que trabajan para la Administración Pública a salir a votar, no era suficiente para los astronómicos resultados. Al mediodía monitoreos desde toda Honduras anunciaban la escasa participación. En mi monitoreo personal desde Tegucigalpa, San pedro Sula, La Ceiba, Santa Bárbara, Olancho, Choluteca y de tantos lugares más, tuve información fidedigna de la ausencia de votantes en las mesas electorales.
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La tormenta fraudulenta no es novedad, se veía venir, o más bien –o mas mal—siempre lo fue por realizarse elecciones en condiciones tan arbitrarias como bajo la bota de un golpe de Estado-Militar. El espectáculo era otro, ver y constatar cómo se haría. La maquinaria de la prensa conocida como ‘prensa golpista’ en Honduras no durmió noche y día gritando a voz en cuello, casi un lamento de S.O.S. : Hondureños todos y todas a votar. Ese grito no encontró eco en los oídos deliberadamente sordos.
El TSE (el Tribunal Supremo de Elecciones) presumió e incluso hizo pruebas con unos tales celulares desde donde dirían un número de votantes que rebotaría en la cabina central del Tribunal y allí dijeron que ni los mismísimos estadounidenses tendrían una tecnología electoral tan precisa, inmaculada y “tramparente” balbuceó un ñajo en nombre del Tribunal. Y que después de dos horas de cerradas las votaciones el mundo entero, con extraterrestres incluidos, sabrían los resultados de las elecciones más claras de la historia de la humanidad. No obstante, tardaron más de cinco horas para cuadrar números, a todo esto los visitaban militares constantemente, entre ellos tres coroneles, al lugar donde su supone que solo deberían estar los TSE.
El escenario visto por la prensa nacional e internacional en las calles y lugares de votación era inevitablemente verde, pero no ecológico. Verde olivo, militar: tanquetas, ametralladoras de alto calibre, militares y policías desplazándose de un sitio a otro y superando en gran número a los votantes.
Aun cuando el gobierno de facto encabezado por Micheletti y Vásquez Velásquez en Honduras obligaron a los empleados que trabajan para la Administración Pública a salir a votar, no era suficiente para los astronómicos resultados. Al mediodía monitoreos desde toda Honduras anunciaban la escasa participación. En mi monitoreo personal desde Tegucigalpa, San pedro Sula, La Ceiba, Santa Bárbara, Olancho, Choluteca y de tantos lugares más, tuve información fidedigna de la ausencia de votantes en las mesas electorales.
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