El acuerdo propuesto está disfrazado como un acuerdo de comercio internacional pero realmente es una forma de engendrar una draconiana ley internacional sobre el derecho de autor, internet y la propiedad intelectual en general, sin la necesidad de haber pasado por los procedimientos democráticos normales en parlamentos estatales o en el Parlamento Europeo.
Existe una honda preocupación en la comunidad de usuarios de Internet sobre la falta de transparencia y de debate público sobre este oscuro intento de adoptar un acuerdo multilateral que pudiera tener un gran impacto represivo sobre el acceso a la cultura, al conocimiento, a los medicamentos y al flujo de información in Internet. Al intentar rubricar un tratado internacional que no podría ser modificado después por procesos democráticos ordinarios, se quiere meter por la puerta trasera y desde arriba de unas leyes que difícilmente serían aceptables si se presentaran ante la luz y taquígrafos de la ciudadanía.
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